* Comparten fenómeno de migración con Colombia, Ecuador, Chile y Brasil
Por ELVIA ANDRADE BARAJAS
--Segunda parte --
LIMA, Perú, 10 de noviembre de 2019.- El fenómeno de la migración también azota a la capital Inca, a la que han emigrado 860 mil venezolanos, convirtiéndose en un dolor de cabeza para los peruanos, “porque han traído violencia, abaratan el trabajo y hasta nos quitan al marido”
La situación en el país es tensa por la inseguridad atribuida a la migración de venezolanos y a la incertidumbre política, tras la disolución del Congreso, pero a los peruanos, por el momento, lo que más les preocupa son los índices delictivos que se han disparado con la llegada de venezolanos, “porque roban y te matan hasta por un celular”.
En cambio, en lo que se refiere a la situación política del país, están en aparente calma, esperando que llegue enero de 2020 para volver a las urnas y elegir nuevos diputados, “porque los que fueron despedidos eran muy corruptos”, afirman.
Lima es la ciudad más poblada de Sudamérica con poco más de 8.5 millones de habitantes y es la tercera metrópoli más grande de Hispanoamérica, junto con la provincia de Callao, donde se ubica el famoso Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, haciendo un total de 12 millones de pobladores en la zona metropolitana del Perú, cuya población total es de poco más de 33 millones de peruanos.
La República del Perú, nombre oficial de El Perú, es un país soberano ubicado al oeste de América del Sur.
El océano Pacífico bordea su costa y limita con Ecuador y Colombia al norte, Brasil al este, y Bolivia y Chile al sureste.
Con estos países comparte el problema de la migración venezolana, que ha expulsado a 4.5 millones de personas:
Colombia, es el que ha recibido el mayor número de refugiados con 1,4 millones de migrantes, le siguen Perú con 860.000; Chile, 371.000; Ecuador, 330.000; y Brasil, 212.000, de acuerdo con cifras de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)
En la Conferencia Internacional de Solidaridad sobre la crisis de los refugiados y los emigrantes venezolanos, auspiciada por la Unión Europea (UE) y la ONU, realizada recientemente en Bruselas, se alertó que "las narrativas antimigratorias asocian a los migrantes de todo el mundo con la inseguridad o el colapso de los servicios sociales en los países a que emigran.
En El Perú, al llegar a la capital Inca, los ciudadanos peruanos recomiendan a los extranjeros:
“No utilices Uber, no salgas de noche a las calles, no saques el celular en cualquier lugar y mucho menos te subas a un transporte público, porque te pueden asaltar o hasta asesinar para robarte el teléfono o lo que traigas de valor, ¡porque aquí hay mucho venezolano ladrón! ¡Son mafiosos!,” aseguran.
Claudia y Oscar, una pareja de peruanos, explican que los índices delictivos han aumentado en esta capital desde hace tres años que empezaron a llegar los venezolanos.
Fue el ex presidente Pedro Pablo Kuczynski Godard quien les abrió las fronteras para que entraran a Perú sin ninguna documentación, por la crisis humanitaria que se vive en Venezuela.
Las malas políticas del socialista Nicolas Maduro han provocado hasta octubre de 2019 el éxodo de más de 4.5 millones de venezolanos que huyen de la escasez de alimentos y medicinas, hiperinflación, delincuencia, tortura y ejecuciones extrajudiciales.
“La lista de problemas que afectan Venezuela no deja de crecer, empezando porque la moneda venezolana cambia de valor todos los días”, comenta Carlo, uno de los 860 mil venezolanos que viven aquí, al explicar:
“La migración de venezolanos se da por la pobreza que existe en Venezuela, donde hay gente muy bonita, es cierto, pero muchos de los que hemos emigrado somos aborígenes, indígenas de las zonas más pobres.
“La crisis en Venezuela, agrega, empezó con Hugo Chávez, porque él sacó a la Interpol, la expulsó del país y borró el sistema los datos de los delincuentes, por eso ahora los que estaban en alerta roja pueden irse a otros países sin problemas, porque ya no aparecen en la alerta internacional”.
Carlo aceptó que más del 10% de los venezolanos que han llegado a El Perú, tienen antecedentes penales y se dedican a delinquir, afectando al resto que sí trabaja y busca nacionalizarse peruano.
“Por eso cuando pedimos la residencia peruana, tenemos que ir a Interpol a sacar todos los trámites de antecedentes penales nacionales e internacionales y nos piden muchos requisitos”, asegura Carlo, un mesero del restaurante Mangos, ubicado en Miraflores, una zona turística exclusiva, rodeada de playas desde donde se aprecia el Océano Pacífico.
Ahí, el sol cae todos los días puntualmente a las seis de la tarde sobre el Océano Pacífico y en ocho minutos desaparece bañando todo de oscuridad.
Resalta el brillo de la luna y de las luces sobre la ciudad que la hacen brillar y verse más bonita de lo que en realidad es y olvidar por momentos los altos índices de inseguridad que agravan los venezolanos, así como que estos abaratan el trabajo, al aceptar cualquier salario bajo, para ganar los empleos a los peruanos que consideran esto una competencia desleal que su gobierno debe regular.
CORRUPCION
También se quejan de que las venezolanas les han quitado los maridos adinerados a algunas peruanas.
Por doquier se ven venezolanos. Se distinguen de los peruanos por su físico.
Ellos, la mayoría, son altos y bien parecidos.
Ellas se caracterizan por ser de piernas y glúteos gruesos, bien formados; caderas anchas, vientre plano, cuello largo y facciones faciales finas, enmarcadas con cabelleras largas color bambi o castaño.
Los que trabajan, se ocupan como meseros, estilistas, cajeros, y abundan en centros de diversión y espectáculos.
Los que delinquen, son de características similares, pero, se arrinconan en callejones, colonias populares y en pasadizos del Centro Histórico, vistiendo rompevientos con capuchas para cubrirse el rostro y poder cometer sus fechorías sin ser identificados, pero su sola estructura física los delata: son venezolanos.
Los peruanos son similares a los mexicanos: tez clara a morena, estatura un poco más baja, cuerpo más robusto, cuello más corto y rasgos faciales menos finos, aunque no todos, porque también hay personas muy agraciadas en ambos países latinos.
Sin embargo, eso a pocos peruanos les importa.
Lo que les interesa es que la llegada de los venezolanos disparó los índices delictivos.
Carlos Mora, ministro del Interior del Perú, asegura que el sentir de los peruanos es real y que por ello las autoridades han restringido la migración de venezolanos, además de que en agosto pasado firmaron un convenio con la Unión Venezolana, para que sean ellos quienes denuncien a sus paisanos que comenten delitos para expulsarlos del país.
Cecilia Pinglo Risco, editora de la publicación Caretas, galardonada con el Premio Pergamino de Oro, en la IV Cumbre de Periodismo Internacional realizada aquí del 15 al 18 de octubre pasado por la organización mexicana CONAPE, fundada por el periodista Raúl González Nova, agrega:
“Hay balaceras en cualquier lugar, en San Isidro, Miraflores, San Juan, en cualquier lugar, porque el gobierno y el Congreso están enfrascados en una lucha a muerte que hace que los temas tan importantes como inseguridad y desempleo queden relegados.
“Todo el Perú está de acuerdo en el cierre del Congreso, porque todos los congresistas han tenido problemas y como dicen en Perú “Todos tienen rabo de paja”.
La periodista explica:
“La violencia es otro problema que se generó por el terrorismo de los años 80 -90, porque cuando se hizo el cambio de Congreso la gente culta, preparada, sin necesidad de robar, se alejó, porque la política empezó a ser violenta y todos los que entraron al Congreso, salvo algunas honrosas excepciones, llegaron para servirse. Entraban al Congreso con familiares y amigos a los que aseguraban buenos sueldos y vivían felices, mientras el pueblo vive carencias.
“La mayoría fueron financiados por grupos de empresarios, lo que fomentó la corrupción en el gobierno”, asegura.
“En la disolución del Congreso, el presidente Martín Vizcarra ha quedado expuesto con sus debilidades y fortalezas. Actualmente gobierna por Decreto Supremo, pero no se sabe si va a lograr algo.
“Hasta ahora no hay ningún cambio. La inseguridad es muy alta, es el problema principal del país y no ha sido tocado por Vizcarra, ya está solo, y no lo ha hecho.
“La gente empieza a ponerse tensa, porque no hace nada por resolver la inseguridad. Ahora matan por un celular y por gusto, no sólo te quitan el teléfono, sino que te lo quitan y te matan”, refiere Cecilia Pinglo.
Las campanadas del Santuario Nacional y Monasterio de Las Nazarenas, dedicado al culto del Patrón del Perú, el Señor de los Milagros, en el Centro Histórico de Lima, Perú, se escucha a lo lejos y anuncia el inicio de los festejos religiosos a los que acuden miles de personas, peruanos, venezolanos y turistas extranjeros que, durante tres días, en octubre, participan en la procesión católica, religión mayoritaria en este país.
Los peruanos son muy espirituales y hospitalarios, pero de decisiones firmes y determinantes, por lo que exigen a su gobierno que ponga un alto a la delincuencia provocada por los migrantes venezolanos y a la corrupción de sus representantes, y refuerzan sus exigencias con oraciones a Dios.
eab_elya@yahoo.com.mx
reportajesmetropolitanos@gmail.com |